Cuántas cosas yo daría
por tenerte aquí a mi lado,
no me hallaría apenado
y fuerte te estrecharía.
Tal como antes del viaje
que emprendiste de sorpresa,
dejándome en la tristeza
con el alma sin ropaje.
Soy un triste vagabundo
que da vueltas sin razón,
porque perdió la ilusión
en un maldito segundo.
Ilusión de estar unidos
hasta infinitos momentos,
más allá de cualquier tiempo
y sin darnos por vencidos.
Porque me diste tu magia
llenándome de alegrías,
acompañando mi vida
hoy transformada en desgracia.
Felices nos regocijamos
en todo tiempo y momento,
y no hubo un solo viento
que lograra separamos.
Cuánto, cuanto desearía
que estés de nuevo a mi lado,
llevándote a mi costado
dándote amor, vida mía!
Hoy más que nunca te añoro
destruyéndome tu ausencia,
y a falta de tu presencia
todas las noches te lloro.
-o-
Jorge Horacio Richino
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