Protegida por
arcos triunfales
más allá de las
aguas azules,
la princesa
cubierta de tules
se atavía con
versos geniales.
Suave alma que se
proclama al mundo
en mágicas
estrofas virtuales,
sus sentires
vuelca magistrales
puro amor de su
verbo fecundo.
¡Princesa, que
lejana te encuentras!
por ello es
que me mata la pena
… dura causa que
mi alma lamenta.
¿Podrá al fin
cesar esta condena?
Mientras sólo tu
voz me alimenta
yo pretendo
abrazar tu alma buena.
Jorge Horacio
Richino
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Imagen:
"Principessa Mafalda" - Google
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