viernes, 20 de noviembre de 2009

UN FINAL CON MIL EXCUSAS

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Jamás creí en tus abrazos,
mucho menos en tus besos
... pero henchido de placer
y haciéndome el distraído,
me hice el tonto, el confundido
para gozar tu querer.

Fuí un celoso obsesionado
... un veleta, un inmaduro
que nunca estuvo seguro
de esa mujer que deseaba
y por eso sospechaba
que no quedaba futuro.

Fue un final con mil excusas,
tan vanas como pueriles
... como ojivas de misiles
que asestaban en mi centro
y que llegaron muy dentro
a mi corazón ya muerto.

Y así terminó ese diario
de comienzo mal nacido,
por eso estoy convencido:
"Cuando la mujer decide
que todo ya ha terminado",
 por mucho que uno se esfuerce
no lo arregla... ni soñando.




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Jorge Horacio Richino

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Poema publicado simultáneamente en:


y otros sitios y ediciones del autor.
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