sábado, 15 de enero de 2022

AJEDREZ

 

 

El rey estaba muy quieto

con su dama muy ufana,

el alfil en su ventana

la contemplaba indiscreto

y con enorme respeto

le ofrecía huir a caballo,

pues quería ser su gallo

para llevarla a la torre

en su potro que bien corre

y ser de esa flor su tallo.

 

Los peones muy celosos

al saber de estas noticias

nunca cantaron albricias

y se pusieron furiosos,

y de puro caprichosos

se lanzaron al ataque

y avanzaron un escaque,

aunque pronto los comieron

y el alfil y dama vieron

como a su rey dieron jaque.

 

Y adornados con marfil

de piezas negras y blancas,

la reina escapaba en ancas

de un rocín color añil

que conducía el alfil

en tan loco disparate.

Y en el tremendo dislate

a la torre al fin llegaron,

y fue allí donde se amaron

pronunciando... ¡Jaque mate!

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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