lunes, 19 de agosto de 2019

PERDIDO



Cayó una lágrima
inundando la angustia
que dormía indolente
frente al abstracto presagio 
que comenzaba a asomar.


Fue como látigo sin piedad
que azota la piel desnuda
y la troza en jirones.


Como el mismo diluvio
que agitó la Tierra
o la borrasca en la remota montaña.


Secuestradas sonrisas
quedaron cautivas por siempre,
cuando el gesto y la mente
se tornaron adustos
en la búsqueda 
de un refugio inexistente.


Y una paz sin bandera
agitó para siempre
la fantasiosa estabilidad
que perdió el equilibrio
... mientras caía una lágrima
inundando su mundo.





Jorge Horacio Richino
Copyright