Desoladas barcas enmohecidas
navegan un cuajado río entre mis venas,
recordando travesías del pasado
que en su momento han sido una condena.
Hurgando entre los últimos retales
que sin saber permanecieron en calma,
y que el tiempo mantuvo estancados
en los puertos más brumosos de mi alma.
Por fin la evocación de esas memorias
llegó a un estuario de aguas más claras,
volviendo entonces del imaginario añejo
dulces recuerdos... sensaciones mágicas.
Y así tornaron nuevamente a cobrar vida
las cosas bellas que estaban encerradas
en contenedores de muelles olvidados…
para surgir radiantes en mi nueva alborada.
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Autor: Jorge Horacio Richino.
Todos los derechos reservados.
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Poema publicado simultáneamente en:
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