viernes, 7 de enero de 2022

LEYENDA

 

 

En mil nueve veintidós,

muere un valiente torero;

con su garbo no hubo dos,

se llamó Manuel  Granero.

 

Pocapena fue el astado

que puso fin a su vida,

fue un diestro muy arriesgado

de lidia comprometida.

 

Se fue con escasos años,

tan solo veinte tenía;

cuando el morlaco castaño

con las astas lo cogía.

 

Ay!... pena, pena penita,

Madrid se hundió en la tristeza;

la gente estaba marchita

al expirar tal grandeza.

 

A valencia lo llevaron

sitio donde fue su cuna;

sus paisanos lo lloraron

por su muerte inoportuna.

 

Ay!... pena, pena penita

esto lejano quedó,

toda España envuelta en cuita

porque mucho le admiró.

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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