sábado, 12 de febrero de 2022

CUANDO LAS LETRAS SE LIBERAN, EXPUESTAS QUEDAN A LOS INESCRUPULOSOS.

 


Con simple vocabulario

para nada glamoroso,

breves historias esbozo

aunque no soy un falsario.

 

Libres van mis pensamientos

atravesando fronteras,

y gasto las lapiceras

pues aún me quedan cuentos.

 

Son relatos en postales

que van automatizados,

en versos que están grabados

y adornados con retales.

 

Valen dos o tres cospeles

y a mí no me dejan nada,

siempre la misma avivada

de lucrar con mis rondeles.

 

De rabia me da calambre

esa actitud imperial,

aunque la dejo pasar

si a alguno le mata el hambre.

 

Seguiré la serpentina

de dejarles mis ideas,

pues para ver cosas feas

prefiero que me reimpriman.

 

Y así me siento dichoso

al dar de comer al tonto,

que bien roba y se hace el zonzo

en su afán de codicioso.

 

Al menos esas tarjetas

que se venden a raudales,

son pensamientos globales

de una prole de poetas.

 

 

Jorge Horacio Richino

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