Me pasé el día esperando
con suma preocupación,
el llamado telefónico
que pedía mi corazón.
Estaba loco... angustiado
y quebrado en mi interior
y el receptor no sonaba,
llevándome a la decepción.
Necesitaba su voz...
tan siquiera una palabra,
para poder renacer
cual mágico abracadabra.
La campanilla callada,
totalmente enmudecida
mientras mis fogosas ansias
poco a poco se morían.
Es triste la situación
cuando se aguarda un llamado
... y esa voz que nunca llega
te deja mortificado.
Por tanto mi moraleja
rezaría lo siguiente:
"No esperes que tus anhelos
se cumplan tan simplemente".
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Jorge Horacio Richino.
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